miércoles, 11 de marzo de 2009


Me solté a la pureza de un amor sin ropajes que cargaba mi vida de lo irreal a lo humano, y hube de verme toda en un grito de lágrimas, ¡en recuerdo de pájaros! Yo no supe guardarme de invencibles corrientes ¡Yo fui la Vida, amado! La vida que en ti mismo descarriaba su rumbo para darse a mis brazos.